lunes, 26 de junio de 2017

No me toques

ANDREA CAMILLERI




"...porque ella era el desierto, un desierto sobre el cual no era posible que arraigase ninguna forma de sentimiento."

  • Traductor: Juan Carlos Gentile Vitale
  • Tapa blanda: 192 páginas
  • Editor: Destino (28 de febrero de 2017)
  • Colección: Áncora & Delfín
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8423352145
  • ISBN-13: 978-8423352142

                                                            MI OPINIÓN
"No me toques" es el retrato intrigante y preciso de una mujer.

Laura desaparece y toca salir a buscar. Por medio de diálogos, artículos y cartas vamos a descubrir qué le ha pasado, si se la han llevado o se ha ido motu propio, pero en realidad eso es una tapadera. Lo que de verdad vamos a descubrir es quién era esa mujer.

Es un libro de un solo personaje. Visto así podría parecer aburrido y soso pero no lo es en absoluto. Según se van descubriendo cosas, necesitas saber más, y llega un momento en el que el porqué pesa más que el qué. El autor, conocido por su popular personaje el comisario Montalbano, cambia de registro. Sí, sigue habiendo un caso que investigar y sospechosos que seguir de cerca pero no es eso lo que nos ha querido contar, lo que nos ha querido contar es lo que lleva a la mujer protagonista a vivir las circunstancias del libro.
La edición es necesariamente sencilla para que el lector no termine perdido en un laberinto de voces y narradores. Tiene que estar muy claro quién habla y cuándo habla. El orden de los acontecimientos indicando la fecha, es vital para entender la trama. La trama tiene nombre, es Laura. Me ha llamado mucho la atención que esté construida en base a ella, que la descripción de un único personaje sea la razón de ser del libro pero que se las apañe para mantener el interés hasta el final. El resto de los personajes son meros narradores.
Está repleta de diálogos entre algunos de los personajes, que se dicen las cosas sin rodeos, sin adornos. Cuando recurre a las cartas se explaya un poco más y se centra en hechos y en sentimientos. Los artículos de periódicos pues eso, artículos, casi telegráficos que hacen de puente entre otras partes y ayudan a centrarse.

El título del libro hace referencia a un cuadro y las diferentes versiones que hicieron varios autores, es un poco un símbolo y un hilo conductor. Tiene cierto toque de misterio, pero es apenas una pincelada.

También se hace mención y tiene su importancia en el transcurso de la novela, un libro de T. S. Eliot que me han entrado muchas ganas de leer.

Laura no se entiende hasta el final, con toda la información en la mano, toca tomar cierta distancia para ver la historia completa, como cuando te alejas de un cuadro para apreciar toda su dimensión, profundidad y la relación entre los elementos. Así pasa con Laura, no te metes en su piel, solo miras de cerca y cuando lo tienes todo, te alejas para verla en toda su complejidad.

En conclusión es una lectura diferente, curiosa que merece la pena para compaginar con otras lecturas más complejas. Da que pensar. Y tiene al final una nota del autor muy interesante que no recomiendo leer antes.

PUNTUACIÓN: 4/5

lunes, 19 de junio de 2017

La sed

     JO NESBØ



  • Traductora: Lotte Katrine Tollefsen
  • Tapa blanda: 576 páginas
  • Editor: Reservoir Books; Edición: 001 (23 de marzo de 2017)
  • Colección: ROJA Y NEGRA
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8416709432
  • ISBN-13: 978-8416709434

                                                          MI OPINIÓN
"La sed" es una novela de ritmo endiablado que no te da respiro, con unos personajes muy efectivos enredados en una trama magistral al que solo le sobra la última página.

De esta jarra ya hemos bebido todos y los personajes son como de la familia, tenemos al investigador que ya no se dedica a eso pero vienen a buscarlo porque el caso se ha vuelto complicado y necesitan ayuda extra, es el tipo ex alcohólico, con un carácter más complicado de lo normal y unos métodos peculiares. Una jefa que los tiene muy bien puestos, un equipo que van todos a una pero con oveja negra, la parte política entorpeciendo el trabajo, y luego los malos, bastante diestros en sus quehaceres, escurridizos pero con ganas de que los persigan y la periodista que una de cal y otra de arena. Y para terminar los que hay que ver en qué equipo juegan. Asesino en serie en tierras frías, con mucha historia detrás, un caso más complejo de lo que parecía a simple vista.

Algo tiene el agua cuando la bendicen, reza el dicho. Y cuando una de las personas más exigentes que conoces en esta vida te habla muchas veces de cierto autor tienes que saber qué pasa ahí. Así que fui a buscar uno de los quinientos millones de novelas que tiene Jo Nesbo, porque es de los de sagas interminables con su personaje favorito, la del investigador Harry Hole. Cuando llevaba apenas media docena de páginas ya sabía qué tenía, te atrapa y no te suelta, ni quieres que te suelte. Lo pasas bien aun pasándolo mal como cuando te subes a la montaña rusa más chunga del parque , porque sí, los que nos subimos también tenemos miedo pero nos puede la emoción.

El autor no se complica con perspectivas extrañas o estructuras novedosas, no tiene tiempo. La historia arranca, hay mucho que contar. El libro se divide en varias partes y estas en capítulos que solo tienen como título el día de la semana y el momento de ese día. El narrador omnisciente no tiene miramientos, lanza al lector al mar de la narración y allá él, que nade o se hunda. Por lo que hay que estar bien despierto, pasa de un escenario a otro sin más aviso que un punto y aparte. No se repiten las cosas, y todo sucede sin tregua, el espectáculo no se detiene. No hay capítulos de transición, ni siquiera cuando se encarga de la parte íntima de la historia de los personajes, ahí tampoco hay muchas concesiones, todo el tiempo están sucediendo cosas y no muy agradables. Todo son dificultades, los personajes están metidos en un aprieto y no bien terminan de librarse de uno ya están metidos en otro. El lenguaje es muy sencillo, casi periodístico y sin emociones.

Jo Nesbo le hace trampas al lector, del tipo algo suena en el piso de arriba y es una ventana que portea, picas las primeras veinte veces, luego ya te acostumbras a su estilo y distingues muy bien cuándo va a pasar algo muy importante y cuándo es otra de sus trampas.

La trama es perfecta, en un principio parece sencilla, asesino en serie y a ver si lo cazan pronto pero según avanza el libro se va complicando, aparecen personajes ambiguos, y pasan cosas que parece que no encajan. Pero sí que encajan y de qué manera. Es el tipo de libro que no debes empezar a leer si tienes algún deber pendiente de esos que no apetecen porque tardarás mucho en soltarlo. Hay, cómo no varios giros pero todos son consecuentes, va dejando pistas para que en cierto modo sea esperable lo que sucede y son esas pistas las que te amarran a la historia.
Las descripciones de lugares son muy esquemáticas pero acertadas, en pocas palabras consigue que tengas una visión clara de la situación. Es muy hábil escogiendo palabras.
Tampoco ahorra detalles escabrosos y algunos pasajes no son buena idea para leerlos después de comer, no es un libro apto para estómagos muy sensibles aunque como sucede tan rápido se pasa más o menos con facilidad. Lo único malo es que la acumulación de barbarie y el desasosiego por el desenlace te hace desear terminar el libro para descansar.

Los personajes ya son viejos conocidos para cualquier lector con un poco de recorrido. No están descritos con minuciosidad pero a lo largo de la novela vamos descubriendo características que los definen incluso algunos tienen reflexiones bastante interesantes. Las víctimas son inocentes y causan empatía en el lector. El malo malísimo tiene más taras que una chaqueta de bazar chino, arrastra varios traumas y no puedes más que desearle mala ruina. Me ha gustado que los policías estén a la altura, trabajan y son listos, cometen errores pero también aciertan. El hecho de que sean arquetípicos no le resta emoción a la novela, son perfectos para una trama así. También hay que decir que me ha parecido que Harry Hole es un personaje que ya está gastado, que se le han dado muchas vueltas.

A falta de algo más de cien páginas parece que la historia se acaba, que se estanca y causa extrañeza esa especie de traspiés en el ritmo que llevaba la novela, pero no es más que una paradita técnica para coger aire y emprender la recta final en la que se descubren un par de cartas que faltaban por mostrar.

Lo único que no me ha gustado nada ha sido la puerta abierta que se deja al final, en la última página. A ver, que sí que el hombre sabe lo que se hace y no va a matar su gallina de los huevos de oro. Pero ¿era necesario dejar el cebo en este libro? Para mí no, hubiera sido la lectora más feliz del mundo durante un rato si se hubiera acabado en la página anterior. Ilusa de mí y no sé por qué pensé que cada libro era un caso diferente, y lo cierto es que este caso sí que queda todo explicado y cerrado pero deja un fleco para seguir y me ha dado la sensación de que el próximo libro será igual que este.

En conclusión, lo recomiendo a los que quieran una novela de no parar de leer y tengan ganas de entrar al juego del ratón y el gato. Novela negra de manual, con todos los mandatos del género cumplidos, evasiva y entretenida repleta de acción.
¿Que si voy a leer más libros de este autor? Es muy probable. ¿Los diez anteriores de la serie? Ni de palo.

PUNTUACIÓN: 4/5 no tires tanto de la goma...




lunes, 12 de junio de 2017

La vida negociable

LUIS LANDERO 


  • Tapa blanda: 336 páginas
  • Editor: Tusquets; Edición: 1 (31 de enero de 2017)
  • Colección: Volumen independiente
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8490663718
  • ISBN-13: 978-8490663714

                                                     MI OPINIÓN

"La vida negociable" es una novela que tiene muy buenos personajes,una trama interesante pero muy aburrida.

Hugo es un peluquero en la cuarentena que decide echar vista atrás y contarle su vida a cualquier incauto lector. Para empezar escoge un momento crucial de su infancia. Ese momento en el que la purpurina cae toda al suelo, se apagan los arco iris, los unicornios emigran a otras praderas y toca ver el mundo tal y como es. Y como todos, empieza por desengañarse con sus padres que resultan ser humanos como los demás, detrás cae el resto, los amigos del insti, los primeros amores, la indecisión sobre qué camino tomar cuando hay que tocar el suelo con más firmeza y enfrentarse al mundo laboral. La toma de decisiones acompañada de la certeza de que siempre te estás equivocando y que el otro camino hubiera sido mejor.

El narrador es el propio Hugo que conversa directamente con el lector, invitándolo a escuchar. El libro está dividido en varias partes y cada una de ellas en interminables capítulos. No sé por qué motivo Luis Landero ha decidido poner todas las palabras que sabe en cada párrafo, como si fuera el último día de su vida en el que pudiera escribir. El resultado es una narración tan profusa que termina por aturdir al lector, en vez de ayudar a comprender el contexto, con tanto detalle y tanta palabra lo que consigue es que te canses, y casi empieces a rogar "por favor, termina ya la frase, abrevia". Y resulta también una lectura demasiado encorsetada, sin margen para el lector, te la da hecha puré. A mí este estilo enciclopédico no me va.
Tampoco los diálogos están acotados con guiones, va todo junto y eso contribuye a que sea todavía más denso.

Es cierto que la ambientación, sobre todo en la época de los noventa cuando empieza, es necesaria, para situar, porque bueno, la cosa ya va quedando atrás y hay que refrescar. Eso lo hace muy bien y consigue meterte en la historia y comprender ciertas actitudes del personaje. Lo malo es cuando se empeña en que sepamos cuántos chicles hay pegados en el suelo de la calle. Y encima se permite el lujo a veces de repetir.

La trama está muy bien enlazada, es como las fichas de un dominó y una cosa va llevando a otra de forma muy natural que hace la novela muy creíble. A veces se estanca en uno de esos nudos y no tira,  te cuenta lo mismo o muy parecido, entra en la rotonda y venga a dar vueltas. Hasta que llega el momento en el que te apetece gritarle, coge una salida ya y sigue, por dios.

Los personajes están perfectamente construidos y descritos, cómo para no, con tanta palabrería. Vamos que los conoces como si los hubieras parido, o mejor, porque yo creo que mi madre no sabe ni la mitad de mí como sé yo ahora de Hugo y de su amiga Leo y su amigo Marco y papá, mamá, el doctor...Todos están ahí, con todo a la vista del lector, abiertos en canal sin pudor. Tengo que decir que Hugo me ha caído mal, porque va por ahí sin conciencia y hace cosas que a cierta edad ya sabe uno si están bien o no. Ya de mayor parece que lo he entendido mejor aunque creo que no sería amiga suya, por si acaso. La madre de Hugo me ha gustado un poco más y el padre el que mejor me ha caído.

Hacia el final, parece que Landero despierta de su letargo, mete cuarta y nos pega un giro que descoloca. Es un giro sorprendente pero para mi gusto ha sido un poco forzado, creo que no le salió de forma natural sino que la historia acabó en algo que no le complacía del todo y le dio ese toque de varita mágica para quedarse a gusto. Pero tampoco queda del todo mal, por esta vez, pasa.

En conclusión, una historia para lectores con muchísima paciencia e interés en este libro. Todo en la novela es muy correcto.

PUNTUACIÓN: 2/5 no hace falta que lo tritures así, ya tenemos dientes.

lunes, 5 de junio de 2017

Nosotros en la noche

KENT HARUF


  • Traductora: Cruz Rodríguez Juiz 
  • Tapa blanda: 144 páginas
  • Editor: LITERATURA RANDOM HOUSE; Edición: 001 (13 de octubre de 2016)
  • Colección: Literatura Random House
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 843973185X
  • ISBN-13: 978-8439731856
  
                                                                     MI OPINIÓN

"Nosotros en la noche" es una historia de pequeños detalles y últimas oportunidades para confesar que produce ternura, enfado y reflexión.

Addie le pide a su vecino Louis que venga por las noches a dormir con ella y el otro mete el pijama y el cepillo de dientes en una bolsa de papel y allá que va. La novela trata sobre las conversaciones que tienen y lo que hacen y los efectos de estos encuentros en el día a día de esta pareja en un pequeño pueblo de Denver.
Estamos ante el típico caso de novela corta que se hace más extensa al leerla, que cuenta la historia completa despojada de cualquier detalle superfluo pero en la que tampoco falta nada.

Un narrador omnisciente nos va contando la historia, dividida en capítulos muy cortos, cada uno de ellos corresponde a un pasaje o un diálogo. Los personajes principales son maravillosos, complejos, vivos y muy bien perfilados, despiertan ternura y cierto grado de empatía al momento en el lector, sobre todo ella. Son personas que están en la última etapa de la vida, cuando se supone que es un ahora o nunca para ciertas cosas y lo de fuera importa menos que nunca. Los dos comparten sus debilidades, esas que nunca permites que los demás vean y se cuentan los verdaderos secretos, los que nunca se comparten con nadie. Más que paliar su soledad lo que quieren es sentir intimidad, conectar en lo más profundo el uno con el otro.
Pero no todo va a ser sacar agua del pozo, porque aparecen dos energúmenos que para más tragedia son sus propios hijos, la de él es necia pero da menos guerra pero el de ella... Uf, qué cabreo, es que es egoísta hasta extremos insospechados. Es casi imposible ser peor, y además con su  propia madre. De verdad que apetecía meterle la cabeza en una fosa séptica hasta que dejara de patalear, vale que arrastraba sus propios problemas y traumas pero vaya, no ablandaba con nada. Y además sin capacidad ninguna para entender sentimientos, autoritario y déspota, es que este votó a Trump, seguro.

Tengo que decir que la actitud me pareció un poco exagerada pero viendo lo que pasa después se entiende por qué el autor quiso hacerlo así.

Y ahora toca hablar del estilo que es lo que menos me ha gustado. Frases muy cortas, apenas sustantivo, verbo y punto y así una detrás de otra. A veces se ve que quería hacer algo más y entonces abusaba sin piedad de la conjunción "y". Personalmente este estilo telegráfico no es mi favorito, en algunos momentos puede servir pero no para que casi toda la novela sea así, me da la sensación de que voy leyendo a trompicones y no fluye como debiera. Tampoco había guiones en los diálogos y algunos tenías que releerlos para entenderlos bien (también puede ser que como no acostumbro a estas cosas, yo sea especialmente torpe), porque las acotaciones y las descripciones también iban separadas por puntos.
No he podido obviar las circunstancias en las que el autor escribió esta novela, y eso ha estado presente durante toda la lectura, y por supuesto ha condicionado mi opinión. Quizás debería haber intentado opinar de la novela y punto, como hago con otras de las que no sé nada del escritor pero no tendría sentido.
Dicho esto, que el autor se encontrara en ese momento de su vida (no lo digo por si alguien no lo quiere saber), ha hecho que sintiera que hacía un esfuerzo al escribir cada frase porque le parecía muy importante dejar el legado de la esperanza a los lectores y reclamar la presencia de protagonistas de cierta edad. Más ahora, con la cultura esta de hacerlo todo antes de los treinta.

Aunque el estilo es tan directo, sencillo y a ratos telegráfico tiene pasajes con mucho significado, momentos muy especiales y secuencias bonitas.

En resumen, es una colección de instantáneas de dos personas que se han unido cuando a lo mejor ya no esperaban demasiado de la vida. Una novela que transmite sentimientos, sin sobresaltos y que deja sensación de paz aunque haya que pasar algún que otro trago amargo.

PUNTUACIÓN: 3,5/5