KENJI UEDA
- Traductor: Daniel Aguilar
- Editorial : SALAMANDRA
- Fecha de publicación : 6 febrero 2025
- Edición : 001
- Idioma : Español
- Tapa blanda : 256 páginas
MI OPINIÓN
"Los secretos de la papelería Shihodo" es un paseo por historias sencillas que transmiten paz.
El señor Takarada es el dueño la papelería Shihodo donde se venden artículos de lujo, aunque ofrece algo mucho más importante que no se puede comprar ya que se convierte en un lugar casi mágico, donde los clientes encuentran lo que necesitan y las palabras para decirle algo especial a una persona para ellos muy importante. El señor Takarada les ayuda a entenderse a sí mismos, primero escuchando su historia y luego creando el ambiente perfecto para que esas emociones fluyan y usando sus artículos especiales puedan comunicarse.
El libro está formado por cinco relatos que siguen todos el mismo esquema y lamentablemente al final acaban pareciéndose demasiado. Lo bueno es que intuyo que va a ser más fácil reseñarlos que otros libros de relatos en los que hay más diferencias. El título hace referencia a un artículo que el personaje central posee y que va a tener mucha importancia en la historia que van a contar, con un valor emocional y un simbolismo muy intenso para él, que además será el narrador de cada relato, por lo que estamos ante un narrador en primera persona, salvo al final de cada una, cuando un narrador omnisciente la cierra con unos pocos párrafos, viendo desde fuera lo que sucede, como si se alejara y dejara a los personajes seguir sus vidas. Y los títulos son, La pluma estilográfica, El planificador, Los cuadernos del club deportivo, Las tarjetas postales y Los blocs de notas.
La extensión es prácticamente la misma, unas cincuenta páginas, empiezan con la llegada del personaje a la tienda, en casi todos, acompañados de otro personaje o casi de casualidad y conoce al señor Takarada y le cuenta su razón de estar allí. Luego cuenta su historia, que en los primeros ha sido más interesante, empezando por un muchacho que tras cobrar su primer sueldo que quiere enviarle una carta de agradecimiento a su abuela que ha ejercido de madre desde que era pequeño. Le sigue una mujer que quiere despedirse de su trabajo para emprender un nuevo proyecto pero siente que le debe mucho a su actual jefa que además ha sido un gran apoyo y guía. Seguimos con una adolescente que quiere declarar su amor a un amigo con el que comparte su dedicación al tiro con arco. Y terminamos con un hombre que quiere escribir algo para leer en el funeral de su exesposa y otro que quiere contarle a alguien que le rescató y le ofreció una salida cuando era joven y estaba metido en un lío, por qué un día se fue y desapareció sin dar explicaciones.
El estilo del autor es muy sencillo, delicado y fluido, sin que haya nada fuera de lugar en ningún momento, manteniendo todo el tiempo un tono amable que produce una sensación de paz y desconexión del ruido de la vida real. Describe la papelería como un lugar al que querer ir y perderse durante horas. Lo malo es que lo hace en cada uno de los relatos y por lo tanto acabas leyendo cinco veces la dichosa descripción. Pero con ese estilo tan delicado crea un ambiente y una atmósfera muy especiales, generado confianza y comodidad para que puedan salir a flote los sentimientos que los personajes necesitan reflejar en el papel.
Lo importante son las historias y los sentimientos de unos personajes en los que tampoco profundiza demasiado. Incluso diría que los objetos personales que traen cada uno son los verdaderos protagonistas, por lo que representan y porque en torno a ellos gira todo el relato. Los personajes atraviesan un momento vital, que marcará el fin y el principio de una etapa. Algunos salen en casi todos los relatos, por supuesto el señor Takarada pero también otros y con ellos se va construyendo una pequeña línea argumental complementaria.
Los finales llegan cuando por fin encuentran las palabras, escriben la carta, nota o cuaderno. Se cierra perfectamente de forma que no echas en falta nada. Los dos primeros relatos me han parecido los más emotivos y son los que más me han gustado. El tercero tiene su encanto también aunque me ha sobrado la información sobre el tiro con arco. En el cuarto la cosa empieza a decaer un poco, aunque tiene una pequeña historia romántica preciosa y el último ya empezaba a hacerse bola.
Tenemos moda nueva en la literatura con los establecimientos, por lo general restaurantes, librerías y ahora esta papelería. Lo bueno es que hay mucho donde escoger, lo malo, es que llega el momento en el que pierden encanto por la falta de originalidad. Ninguno de los que he leído ha superado a "Mi nombre es Sei Shonagon" de Jan Blensdorf, que ya hace bastante tiempo que salió y me temo que está descatalogado, pero para eso también están las bibliotecas, para guardar cosas que ya no caben en las librerías.
PUNTUACIÓN: 3,5/5