KRISTIN HANNAH
- Traductor: Jesús de la Torre
- Tapa blanda : 560 páginas
- Editorial : SUMA; 001 edición (15 febrero 2018)
- ISBN-13 : 978-8491292371
MI OPINIÓN
"Volverás a Alaska" es una herida, un cuento de hadas despiadado con un personaje inolvidable en un lugar de belleza tan abrumadora como peligrosa.
Alaska, 1974, y a Cora solo se le ocurre acompañar a su marido maltratador superviviente de Vietnam a la inhóspita y terrible última frontera, arrastrando consigo a su hija adolescente, Leni.
El año pasado estuve a punto de hacer un viaje a Alaska y busqué novelas localizadas allí, encontré ésta, el viaje se malogró y el libro nunca vino a casa. Hace unos días paseando por la biblioteca lo vi, y me lo traje. ¿Por qué no?
Dividido en cortos capítulos, un narrador omnisciente en tercera persona nos cuenta esta historia siguiendo casi todo el tiempo a Leni, solo en contadas ocasiones la deja para encargarse de otro personaje, Matthew. El estilo es lo que menos me ha gustado, demasiado simple y descuidado, casi de andar por casa y que a veces resulta esquemático como un guión. Frases demasiado cortas en muchas ocasiones te hacen leer a veces como si fuera una lista de la compra. En las descripciones del lugar, que es uno de los puntos fuertes y determinantes de la trama se esfuerza algo más aunque para que funcione, el lector tiene que poner de su parte.
Este estilo resulta muy útil y efectivo cuando se trata de los momentos de tensión, con el corazón en un puño no puedes parar de leer hasta que se resuelve. Los diálogos son el otro puntal de la novela, llevan gran parte del peso de la trama y dan vida a los personajes.
De los personajes hay que decir que se ganan al lector por la mano, primero por empatía, luego porque Leni se come toda la novela, es ella y su historia como víctima de las taras de sus progenitores lo que te hace pasar página tras página, no abandonarla tú también. El padre tiene coartada para su comportamiento, una experiencia como prisionero en Vietnam le ha convertido en el monstruo que es. Cora, la madre, fue una rebelde, se le juntó el miedo con el amor, ambos en sobredosis y mal entendidos le fundieron los plomos y además es terca como una mula. Me ha tenido enfadada gran parte de la lectura, mínimo hasta la página 400. Y luego está Mathew que es un personaje caramelo, y la pequeña comunidad que en este caso no cumple eso de pueblo pequeño infierno grande porque cuando en el pueblo faltan todas las comodidades de la vida moderna y el día a día es pura lucha por la supervivencia, no hay tiempo ni ganas de andar puteando a nadie, toca remar todos en la misma dirección.
La trama gira en torno a la vida doméstica de esta familia, su adaptación al medio más hostil del planeta, y sobre todo, los sentimientos, los de Cora y Leni. Y es por eso que vas a pasar por todas las emociones, en especial la rabia y la tristeza pero sin faltar una buena ración de ilusión y esperanza. El tema del maltrato deja escenas crudas y terribles aunque no abusa de ellas, el tema del amor y la familia lo compensa.
Y después de mucho sufrir, pasar nervios y admirar la belleza abrumadora de Alaska, llega a un final que redondea la historia. Y no, si no fuera por el lugar y lo que aporta a la novela no lo habría leído, hubiera sido un psicodrama de esos de sobremesa.
PUNTUACIÓN: 4/5

