TAKASHI HIRAIDE
- Traductor: Fernando Cordobés
- Tapa blanda : 160 páginas
- ISBN-13 : 978-8420414751
- Editorial : Alfaguara; 001 edición (11 junio 2014)
MI OPINIÓN
"El gato que venía del cielo" es una pausa, un remanso de paz para leer con la mente en blanco y dejarse llevar.
El narrador de esta historia vive en un pabellón dentro de una finca a las fueras de Tokio, un lugar idílico apartado del bullicio y el exigente ritmo de la ciudad. La visita de un gato que decide adoptarlos como dueños de prestado a él y su mujer es el centro de esta novela.
Lo más importante de esta novela, condensada y concisa es el estilo poético y evocador. Capítulos muy cortos en los que abundan las descripciones donde predomina la belleza, mediante metáforas y el uso de adjetivos, se van formando imágenes en la mente del lector.
Realmente es un libro en el que no ocurre nada. Simplemente pasa la vida, sin sobresaltos, con problemas cotidianos que tampoco exigen demasiada atención por parte de unos personajes de los que lo único que vamos a saber es lo que significa para ellos esa visita felina, y la paz que sienten en el lugar en el que vive. Se centra en una conexión con la naturaleza y sus elementos. Trata de dejar entrever un misterio que en modo alguno es tal, al final la cosa es muy simple y en ningún momento se siente inquietud ni hay tensión.
Me gustan especialmente los apuntes que hay sobre la cultura japonesa, de costumbres y ritos. También, la sencilla historia de la dueña de la casa principal tiene su pequeño encanto pero todo en este libro tiene un punto importantísimo en común, la sencillez.
Dice la contraportada que la novela es un tesoro y que es de los que te transforma. Hombre, tanto no, es verdad que mientras lo lees te desconectas de todo lo que hay fuera que es mucho y poco bueno actualmente pero no es de los que te dejan huella, me parece que el encargado de marketing se ha flipado un poco. Eso, o ama los gatos. Yo durante una temporada tuve unos vecinos cuyo gato también me visitaba, una vez se estampó contra la ventana porque la cerré, debió pensar que me iba y venía disparado, saltó a la cama y de ahí a la ventana para salir al patio compartido y yo ya la había cerrado. No me guardó rencor porque al día siguiente vino otra vez.
PUNTUACIÓN: 3/5
