- Traducción: Celia Montolío
- Tapa blanda: 808 páginas
- Editor: Siruela; Edición: 1 (14 de noviembre de 2014)
- Colección: Nuevos Tiempos
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8416208328
- ISBN-13: 978-8416208326
"Las luminarias" es un encaje de bolillos hecho de amor, traiciones, pasiones, mala suerte y violencia con una torpeza final perdonable.
Nueva Zelanda, 1866, Walter Moody llega, aparece muerto un hombre que tenía una pequeña fortuna, una mujer se despierta en la cárcel, y así empieza esta aventura multitramas en las que hay que poner los cinco sentidos o seis si los tienes para no perderse. Todo gira en torno a cierta cantidad de oro, que ha ido pasando de mano en mano con más o menos malas artes y que nadie tiene muy claro de dónde viene y dónde está.
Un narrador omnisciente que lo sabe absolutamente todo tiene la difícil tarea de contar esta historia. Para ello va a necesitar todas las palabras del diccionario y altas dosis de paciencia del lector que pese a toda la información que se le da va a sentirse perdido en más de una ocasión. Múltiples puntos de vista, casi tantos como personajes para una trama que cada vez se enreda más, ¿y qué pasa cuando tiras del nudo? pues eso, que lo aprietas más y luego cuesta Dios y ayuda deshacerlo. Pero se puede.
El libro se divide en un montón de partes, cada una con su título compuesta de varios capítulos que también tienen título y además antes de empezar, en cursiva, nos deja una especie de titular de lo que se va a desarrollar a continuación.
Gracias a un estilo muy minucioso en todas las descripciones tanto las físicas, como psicológicas como del entorno, es sencillo entrar en este universo. Y a pesar de lo extenso de la novela, mantiene el ritmo todo el tiempo, primero porque crea atmósferas muy atractivas, que ayudan a abstraerse de todo lo que te rodea y entrar de lleno en este mundo tan peculiar y segundo porque suceden muchísimas cosas aunque a veces se repite, porque cada personaje va a aportar su versión de la historia. Sin embargo lo hace aportando datos nuevos que derivan de su papel en la obra y ayuda por lo tanto a ir encajando las piezas.
Otro punto a resaltar es la recreación de la vida en el lugar, la ciudad, el barrio chino, el campamento. Una pormenorizada descripción tanto de los espacios como de la estructura social, porque no todas las personas valen lo mismo, ni tienen los mismos derechos. La vida en el lugar no es fácil para nadie, todo depende de la situación que te toque. Aparecen temas como el racismo y la explotación humana, el trato a chinos y obreros, la forma de impartir justicia oficial y no tan oficial.
Los personajes son multitud y aquí hay que poner especial atención también. Pese a lo detallado de sus perfiles, a veces cuesta un poco aclararse sobre todo al principio porque las relaciones entre ellos quedan un poco confusas y la gracia del libro es saber quién hizo qué y por qué. Hay de todo, una pareja de cabrones de primera categoría, no tienen por dónde cogerlos, después están los pobres diablos que hacen lo que pueden por sobrevivir y son la mayoría, las circunstancias son las que son y a veces hay que buscarse la vida. Después hay un puñadito de buenas personas a los que desearles la mejor de las suertes. Ninguno te deja indiferente pero la autora no da margen para interpretaciones, está muy claro quién te va a caer bien y quién no. No quiere decir eso que sean personajes acartonados sino que está todo dicho, todos los detalles definidos que no cabe otra reacción. Todos tienen sus luces y sombras, múltiples aristas, esconden secretos, a veces mienten y sienten y padecen, mogollón.
Después de jugar con el lector todo lo que quiere, y a pesar de que poco a poco se van resolviendo algunas cosas según se van descubriendo datos, es al final cuando todo encaja perfectamente. La novela tiene dos finales, el primero, que llega más o menos en la página 700, se aclara todo el asunto del oro y los asesinatos y todas las preguntas quedan respondidas. Y una vez que ya se ha hecho la luz y nos enteramos de todo, decide añadir 100 páginas más. A partir de aquí, la cosa cambia y los capítulos se hacen muy breves, apenas una página o media en muchas ocasiones, para explicar lo que sucedió antes del momento en el que empieza la novela, son datos que en muchos casos ya se han ido dejando caer y se sobreentienden. Me parece un pegote, además la escritora parece cansada y con prisa por terminar, lo que se entiende después de semejante novelón en todos los sentidos. Aun así, tiene su encanto y si ya te había atrapado con los personajes y la historia, es una especie de extra en plan escenas eliminadas.
Una cosa tengo que decir, en cuanto al tema astrología que parecía que iba a tener algún peso, lo cierto es que queda reducido a mera anécdota y salvo una lectura de cartas y una sesión de espiritismo no hay mucho más.
Una novela recomendada para los que no se asustan con el tamaño de los libros, y les gustan mucho las intrigas y los tejemanejes en lugares exóticos y tiempos pasados.
PUNTUACIÓN: 4/5