- Traductor: Alejandro Tobar Salazar
- Tapa dura: 224 páginas
- Editor: Editorial Luis Vives (Edelvives); Edición: 1 (1 de octubre de 2019)
- Colección: Álbumes ilustrados
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8414024955
- ISBN-13: 978-8414024959
"Historias de fantasmas de Japón" es un tesoro para cualquiera que se emocione con los cuentos y las ilustraciones de Lacombe.
11 cuentos con mensaje basados en leyendas japonesas poblados de seres sobrenaturales, unos extras muy especiales y las magistrales ilustraciones forman este libro que compré a ciegas. Tuve la inmensa suerte de no abrirlo siquiera antes de comprarlo. Solo me fijé que el exterior estuviera impoluto y perfecto, fui a la caja, pedí que me lo envolvieran en papel de regalo y nunca lo abrí hasta que empecé la lectura.
Todo en este libro es pura magia, incluida la biografía del autor de las historias, Lafcadio Hearn, cuya biografía se encuentra al final del libro. Las narraciones son casi todas en tercera persona y alguna en primera persona. Las historias suenan perfectas, juntas forman como un lenguaje diferente, el de los sueños. Porque leer este libro es soñar. Gracias a la hábil elección de los elementos, la forma tan precisa de crear atmósferas y el don del autor para provocar sensaciones, el lector de repente se ve transportado no a otro lugar como ocurre en ocasiones con las buenas novelas, sino a otro estado. Mientras lees tienes la sensación de que estás dormido y soñando, de que hay una lógica que entiendes de forma involuntaria pero que no es real. Cuando terminas la historia, es como cuando te despiertas, podrías contar lo que ha pasado pero te darías cuenta de que en realidad no puedes, que poco a poco se va desvaneciendo. Es una sensación extraña pero muy guay y ¡Ojo! peligro, adictiva.
Todos los cuentos tienen en común la presencia de fantasmas, de diferentes formas pero con elementos similares, la muerte, la religión pero sobre todo el amor eterno son los temas principales de todos ellos. Los personajes, tanto muertos, como no muertos, como vivos por lo general incautos, tienen pocos rasgos pero muy característicos. La narración se fija sobre todo en sus sentimientos respecto al tema principal.
Lo más potente es sin duda alguna la ambientación. Con descripciones breves representa lugares cargados de simbolismo. Hay que ver las ganas que entran de ir a Japón, pero nada de ir al Starbucks para ver el famoso cruce, qué va, a los bosques, a los santuarios y cementerios. Y me diréis, pues anda que no tienes bosques cerca ahí donde vives. Pues sí, bosques sí, pero espíritus japoneses no.
Y luego está el talento inagotable de Lacombe para ilustrar. Es que no tengo palabras que se le acerquen siquiera a su nivel. Aun conservando su estilo, ya que son claramente reconocibles, lo mezcla con el arte japonés y le salen auténticas maravillas. Y aquí viene donde explico por qué he tenido tanta suerte de no haber visto nada antes de leer, porque me han provocado emociones y sí, más de un buen susto cuando he pasado la página y me he encontrado con alguna de las más impresionantes y espeluznantes. Y es que encima, cuando tiene que dibujar cosas más desagradables, violentas y cruentas consigue hacerlas bellas. Las que ocupan una página entera o dos, son para enmarcar, colgarlas en la pared y verlas todos los días. Y luego hay otras, pequeños detalles que también son bonitas. La luz y los colores vuelven a ser protagonistas, ayudan a la narración y captan esa atmósfera onírica y sobrenatural que tienen las historias.
Solo me queda decir que no sé si he sabido contar lo maravilloso que es este libro con el que Lacombe ha venido a partir la pana. Solo puedo decir que mientras lo leía me he sentido incluso feliz. He disfrutado tanto... Y sí, son muy exagerada, para bien y para mal, qué se le va a hacer.
Por favor, si vas a leerlo o de alguna manera te vas a hacer con él, ¡NO MIRES!, ni las ilustraciones ni lo que viene después cuando se acaban los cuentos.
PUNTUACIÓN: 5/5 Es el libro del año.