- Tapa dura: 416 páginas
- Editor: LA ESFERA DE LOS LIBROS, S.L. (13 de marzo de 2019)
- Colección: Ficción
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8491645160
- ISBN-13: 978-8491645160
- MI OPINIÓN
Un japonés junta en París a un grupo de personas de diferente origen pero que de alguna manera están relacionadas con el arte para que vayan a Japón a hacer una gynkana y encontrar un cuadro de Van Gogh.
Vale, la idea de partida es muy buena y se vale de una figura que a algunos nos causa fascinación y a la mayoría les parece cuando menos, interesante, el artista Vincent Van Gogh. La reputación de la autora obra a su favor porque siempre nos lleva de aventuras apasionantes, muy bien elaboradas y divertidas. Pero esta vez no lo ha hecho. Le ha faltado entusiasmo y lo que me ha transmitido a mí esta obra, la sensación que me ha provocado es que está escrita de mala gana, como por obligación. Es como haber estudiado el día antes, sí, que puedes aprobar pero no sabes nada en realidad, lo que se suele llamar, salir del paso.
Nos lo cuenta todo uno de los personajes por lo que estamos ante un narrador en primera persona que se limita a hacer constar hechos sin profundizar en nada. Los capítulos, cada uno de ellos precedidos por un título más o menos acertado, son de corta extensión. El estilo es muy sencillo, sin dobleces, sin adornos y directo pero demasiado y da la sensación de que lo ha escrito todo del tirón. Y ahora me diréis ¿Y tú que sabes? Pues yo sé lo que he leído y como digo, es mi sensación. Lo que de verdad haya pasado por la cabeza de la autora, y las horas de trabajo que haya detrás no lo sé porque yo solo puedo opinar del resultado.
Los personajes ni están ni se les espera. Son poco más que nombres y apenas se muestran siquiera en lo que hacen o lo que dicen. Esto no sería ningún problema si la trama fuera lo bastante potente y estuviera tan bien construida que te metiera en la aventura como suele hacer la autora. Pero eso no ocurre. La ambientación se queda un poco corta y tienes que tirar de imaginación en muchas ocasiones, o de lo que hayas visto en otros sitios. Las pruebas que tienen que superar los aventureros son siempre lo mismo y con el mismo resultado. Lo que sí me ha gustado mucho es todo lo que hay referente al arte y a los colores, y la prueba de la habitación, que no os la voy a contar porque es lo guay del libro. A ratos el libro se hace incluso pesado aunque en realidad están avanzando todo el tiempo pero como hacen lo mismo no se nota y parece que están siempre en el mismo sitio.
Lo he leído muy rápido porque tenía ganas de terminarlo y eso es mala señal. No lo he abandonado porque en cualquier momento me soltaba algo interesante sobre arte japonés, arte en general o Van Gogh y ya que estaba no me lo quería perder.
Hay un personaje que se nota desde el principio que a la autora no le gusta, se molesta en él menos aún que en los demás, se nota que no sabe cómo resolver cierta cosa y entonces opta por el camino fácil y a mitad de novela lo manda para su casa, eso me ha hecho mucha gracia.
El final tiene cosas buenas, de las mejores del libro y otras que es para decir ¿en serio, Matilde, tú a estas alturas me sales con esto? No sé, después de todo lo leído de la autora tenemos razones suficientes para pensar que lo puede hacer infinitamente mejor y o no ha querido o no ha podido. Yo la conocí cuando partió la pana con El último catón. al igual que muchos, leí alguna de sus novelas anteriores como El salón ámbar que también me gustó mucho, y los de después, entre los que está mi favorito, Todo bajo el cielo. Me faltan los de la trilogía del pirata. Pero cierto es que ya ese segundo catón parecía que no hacía falta pero bueno, algún día se recuperará.
En conclusión, un libro que no ha servido para lo que yo quería, pasar un rato entretenido y vivir aventuras en el sofá. Ni frío ni calor, y supongo que habrá gente a la que le guste muchísimo y gente que piense como yo así que cada uno verá.