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lunes, 5 de septiembre de 2016

La mujer de Strasser

HÉCTOR TIZÓN



DATOS DEL LIBRO
  • Nº de páginas: 103 págs.
  • Editorial: VEINTISIETE LETRAS
  • Lengua: Español
  • ISBN: 9788492720187


                                                       MI OPINIÓN
"La mujer de Strasser" es un caramelo envenenado, de sabor intenso, tan bello y dulce por fuera como cruel y triste por dentro.

A mí me mandan y yo obedezco, "leé este libro" y yo voy a la biblioteca y me lo traigo a mi casa y lo leo. No siempre, es verdad, pero esta vez ha coincidido. Pasa solo cuando la orden coincide con mis deseos.

En esta pequeña joya cabe mucho dolor pero también mucho deseo, traiciones, esperanzas, quizás alguna oportunidad para los tres personajes principales que son Helda, su marido Strasser y el húngaro Janos, sí, mala combinación, tres son multitud de problemas. La historia arranca cuando Strasser viaja al último lugar de Argentina con el encargo de construir un puente que no parece llevar a ningún sitio y el objetivo de escapar de una guerra. Strasser es un hombre que no sabe lo que quiere y anda dándose cabezazos contra la pared y ya puestos contra todo lo que se ponga por delante, Helda quiere cosas, le faltan, tiene deseos pero lucha contra ellos, se debate entre lo que piensa y lo que siente y se pelea consigo misma, Janos está.

Y así, durante apenas cien páginas nos metemos en el corazón y el sentir de estos tres personajes y en sus vidas, recorriendo parte de su pasado. Con la construcción del puente como metáfora, (cada uno le dará el significado que quiera), asistimos a dos años de sus vidas donde todo está a punto de estallar, de cambiar y no se sabe en qué sentido.

La historia la cuenta otro personaje, en primera persona pero cuya identidad no vamos a conocer casi hasta el final del libro, como golpe de efecto que creo que no le hacía falta pero que te obliga a pensar en lo que has leído y buscar respuestas en lo que se quedó en ti de la lectura para darle coherencia al relato.
Destaca su prosa poética que obliga a leer despacio para deleitarse con palabras olvidadas, porque cuando nos encontramos con textos tan elaborados parece que descubrimos de nuevo nuestro idioma, ¿no os pasa? Y además el autor lo hace muy bien, aunque usa los adjetivos con cierta generosidad tampoco se monta la gran fiesta del adjetivo sin mesura, están donde tienen que estar y hacen que las frases suenen perfectas, como una melodía. También hay que decir que algunas frases son demasiado largas y asfixian un poco aunque nunca se pierde el significado.

Escasean los diálogos, pero la verdad que cada vez que abren la boca sube el pan, los personajes acostumbran a soltar frases lapidarias que hacen que el interlocutor a veces piense "para qué habré preguntado".
Además del trío protagonista hay un personaje, una mujer mayor que lo sabe todo, de esas que todo el tiempo da sabios consejos y suelta verdades como pedradas. Sí, a veces también sería mejor no haber preguntado pero merece la pena.

El ambiente está perfectamente descrito, también el contexto social, el choque cultural entre los indígenas y los que vienen de fuera "a comerse su pobreza". Me he tenido que aguantar con los pasajes bélicos de la Civil española y ciertas batallas conocidas pero bueno, es poco y se lleva bien.

Sin duda lo más importante de la novela son los tres personajes y sus sentimientos y pasiones, es admirable la forma en que el autor consigue describirlos, allí donde otros buenos escritores ya no llegan y acaban recurriendo a la trampa de "era imposible de describir", Héctor Tizón llega, y vaya si lo hace. La verdad es que el hombre era un genio con las palabras, emociona y hace que casi quieras volver a leer el libro una vez has llegado a la última página, como cuando te gusta mucho una canción y la escuchas varias veces.

En conclusión, una joya para cualquier lector que guste de emocionarse leyendo, saboreando palabras aunque dejen regusto amargo, y no recomiendo solo leerla sino releerla y me parece muy apropiada para debatir en los clubs de lectura.

Gracias Marcelo por descubrirme a Héctor.

PUNTUACIÓN: 4,75/5 Tócala otra vez, Héctor.

Nota: ya sé que en el original nadie dijo nunca eso de "tócala otra vez, Sam".