Herman Koch
DATOS DEL LIBRO
MI OPINIÓN
En un principio, La Guillotina era para aquellos libros que no pudiera acabar de leer. En este caso sí que lo he terminado pero se lo merece igualmente.
"Casa de verano con piscina" es una novela que busca provocar, provocar la náusea en el lector. Un médico, Marc, cuenta en primera persona la historia con la que pretende justificar algo que ha hecho. Está casado y tiene dos hijas. Tiene una consulta como médico de cabecera en la que atiende artistas de segunda que le sacan de quicio. Con uno de ellos, un actor, es con el que a raíz de la invitación por parte de éste a un estreno de una obra inicia una relación con él y su familia llegando a compartir una casa de verano con piscina en vacaciones, en un lugar de la costa Mediterránea. A ellos se les unirá un director de cine y una joven modelo aspirante a actriz que es su actual pareja.
ATENUANTES. Aunque el libro me ha dejado una mala sensación final que lo ha condenado tengo que admitir que tenía cosas buenas que podían haberlo salvado y os las voy a contar.
Parte de una idea más o menos original, en principio se puede pensar que trata de desmitificar la figura del médico. En ese sentido estaba de acuerdo con el autor, ya que el estereotipo habitual de estos profesionales suele ser el alma cándida que sólo pretende ayudar a los demás y a veces aparece el profesional ambicioso que busca el éxito pero sin llegar a ser lo mala persona que es el protagonista de esta novela. Se trata de un hombre que odia a toda la raza humana en su conjunto, todos le dan asco y de sus palabras y opiniones se deduce que todos estaríamos mejor muertos y si es una lenta agonía, mejor que mejor, todos menos él, claro está. La falta de respeto que muestra es absoluta y tiene un sentido de la justicia un tanto peculiar. En este sentido y aunque sea un personaje que en pocos casos se ganará la empatía del lector, está muy bien construido y funciona y está poco
manido.
El libro está muy bien escrito, una prosa fluida con los diálogos oportunos y las descripciones necesarias sitúan al lector en el mundo de los personajes. Además se lee muy rápido, porque en cierto modo genera curiosidad por saber qué va a pasar. Es ese tipo de novelas en las que el autor coloca a los personajes en una situación delicada y mira a ver cómo se las apañan.
Cuenta también con alguna metáfora y simbolismo que funciona muy bien.
Y ahora me imagino que os estaréis preguntando: bueno, ¿qué ha pasado entonces? Muy bien, esto ha pasado.
LAS PRUEBAS.
No puede ser, o al menos no me parece admisible que en un libro TODOS, y digo literalmente todos los personajes te caigan mal. No se salva ninguno, ni siquiera los niños, en especial las niñas son odiosas. Hay un par de chavales, los hijos del actor, que bueno, podrían pasar pero no tienen mucho protagonismo.
Es que los demás no se salva ninguno, el personaje principal Marc, es para echarle de comer aparte, me he pasado el libro esperando que le sucediera una desgracia, una de las gordas. La forma despectiva en la que habla de las demás personas del mundo es intolerable, hubiera sido soportable si no lo hiciera durante páginas y páginas enteras tanto que casi llega a marear.
La esposa, Caroline, no se queda atrás tampoco. Es tonta de capirote, no ve lo que tiene delante de las narices, es caprichosa, vanidosa y frívola y apetece clavarle una estaca de madera entre los ojos.
El actor es también tela marinera, un misógino y además pervertido y pederasta. Lo apañó todo para él. Y así podría seguir con todo el elenco de la novela.
Todo lo que sucede en ella son despropósitos, las cosas empiezan y no terminan del todo. Está como
contado a medias.
Para no privarnos de nada tenemos hasta el odioso truco de prestidigitador de última hora, sí, ese as más falso que un duro de madera que se sacan algunos autores para enmendar las tramas. Ese as es otro personaje que también dios nos libre...
Hablando del final, no hay un final como tal. Bueno, quitando los personajes que mueren lo demás queda todo abierto y sin rematar, lleno de hilos sueltos.
Y lo peor de todo el lenguaje. El que emplea el propio autor para describir ciertos pasajes. Vamos a ver. Tal y como yo lo entiendo, provocar es hacer algo que de que pensar, que diga cosas que otros no se atreven a decir o exponer puntos de vista diferentes. Pero es que este escritor lo hace recurriendo al bizarrismo puro y duro, a repetir la palabra "polla" indiscriminadamente, tanto en la prosa como en los diálogos. Es una obsesión, cierras el libro y no ves otra cosa en tu mente. Además de otras lindezas de muy desagradable lectura, párrafos enteros hablando de la calidad y características del semen de cierta persona es excesivo y elimina cualquier posibilidad de disfrutar con la lectura. Lo más suave en ese sentido es cómo cuenta la forma en que explora una úlcera purulenta de un ojo. Ahora voy a tener que leer Crepúsculo o algo así para olvidar.
En definitiva, lo que podría haber sido una lectura muy interesante y recomendable acaba por resultar ofensiva. Por mi parte este autor cae al saco del olvido. Cuando lo terminé lo cogí con dos dedos y lo metí en una bolsa de plástico, lo llevé a la biblioteca y allí puse la bolsa boca abajo y lo dejé caer sobre el mostrador. El funcionario estaba leyendo el periódico y sólo oyó el golpe, me miró raro pero no dijo nada. De vuelta a casa me leí cientocincuenta páginas seguidas de Memorias de África, lo estaba administrando a capítulo por día pero necesitaba algo más fuerte.
Ya puedo oír cómo cae la cuchilla