TATIANA TIBULEAC
- Traductora: Marian Ochoa de Uribe
- Tapa blanda : 256 páginas
- Editorial : Impedimenta; N.º 1 edición (11 marzo 2019)
- Idioma: : Español
- ISBN-10 : 8417553037
- ISBN-13 : 978-8417553036
MI OPINIÓN
"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" es una bomba de compasión y tristeza que le estalla al lector en el corazón.
Antes de empezar: huid de la sinopsis de la editorial.
A raíz de una tragedia la familia de Aleksy se desmorona, ninguno, ni su padre ni su madre saben manejar las emociones y acaban optando por la opción que peor les viene a todos. Aleksy se convierte en víctima y también paga las consecuencias a lo largo de toda su infancia y adolescencia lo que lo convierte en un auténtico capullo al que la vida le ha dado la espalda y él se dedica a darle patadas en el culo y de paso destrozar todo lo que le rodea. Pero entonces llega ese verano tan especial que transformará algunas cosas.
Seguro que a muchos les ha pasado como a mí, que han leído en montones de sitios los primeros párrafos de esta novela y han decidido no leerla, porque el narrador, que es el personaje principal, empieza diciendo cosas de muy mal gusto, es violento y odia a su propia madre por motivos superficiales como que es baja y gorda. Por fortuna hay gente que tiene más paciencia y va un poco más allá de las primeras impresiones y le da una oportunidad, luego lo comparte y te hace cambiar de opinión. Y fue así como al final he cedido y he podido disfrutar de esta novela que me ha estrujado el corazón como pocas.
A través de capítulos muy cortos, Aleksy nos cuenta por qué odia todo en general y a su madre en particular, por qué es tan violento y cada pocos segundos siente unos deseos casi irrefrenables de destrozar algo o mejor, a alguien. Lo hace con un lenguaje a veces soez pero justificado sin llegar a abusar de palabras y expresiones malsonantes. Detrás de esas frases contundentes late un corazón en el que todavía queda algo que salvar y cuando se va transformando, empieza a suavizar el tono. Sin embargo no pierde la frescura, la naturalidad ni esa sinceridad que hace que el lector se interese por su historia.
Es un estilo profundo y aunque tenga esos pasajes violentos y crudos tiene otros muchos, la mayoría, cargados de una belleza ordinaria en los gestos, en ese lugar tan especial en el que pasan el verano, incluso en las personas. Esa belleza, las metáforas y el simbolismo, es lo que conmueve y la que si bien no siempre genera empatía, sí que consigue la compasión del lector, que entienda qué es lo que ha pasado y que tal vez no había forma de que sucediera de otra manera.
La historia transcurre en un pueblo de Francia durante ese verano tan especial, los protagonistas viven en Londres pero son polacos y se nota esa influencia cultural sobre todo en la madre y la abuela, no se portan como ingleses, aunque Aleksy lo obvia porque siempre vivió en Londres.
Y también humor, humor negro de ese que después piensas, no debería haberme reído.
Los personajes son antihéroes, no generan simpatía inmediata, ni él ni su madre, porque los dos tienen su parte de culpa, son a la vez víctimas y verdugos, pudieron elegir en cierta manera y eligieron aparantemente mal. La abuela es otro buen personaje aunque se le da poco espacio, pero es quizá el único que sí se gana la empatía y simpatía de primera mano. Lo más importante es sin duda el retrato psicológico de los personajes principales que son el pilar fundamental de la novela. Es un retrato pormenorizado y certero, el muchacho necesita exorcizar todo lo que lleva dentro y que le está quemando y lo expone sin ningún pudor y sin miedo.
Esta sin duda es una historia dura y triste, donde ciertas cosas van a llegar tarde pero tiene tal capacidad de emocionar, que vale la pena pasar ciertos malos tragos. Además está tan bien escrita que es un placer leerla, de los de tener post it a mano todo el tiempo y de las que hacen reflexionar.
PUNTUACIÓN: 5/5