- Tapa blanda: 448 páginas
- Editor: B de Bolsillo (Ediciones B); Edición: 001 (11 de abril de 2019)
- Colección: MAXI
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8490707367
- ISBN-13: 978-8490707364
"Los muertos viajan deprisa" es un macabro y adictivo juego literario.
A mí, personalmente, me dijo Nieves Abarca que leyera este libro. Así que yo, que soy muy bien mandada (cuando me interesa el mandado) fui y lo compré, lo leí y aquí está.
Según comienza el festival literario de A Coruña de novela negra aparece ya el primer cadáver. Detrás vendrá otro, con un precedente parecido en la Semana Negra de Gijón, y el secuestro de la siguiente víctima. Este es el inicio de este viaje divertido, entretenido y de los que no dan tregua. Valentina Negro, la inspectora infalible, su compañero criminólogo, Sanjuán con el que comparte algo más que delitos y quebraderos de cabeza, otros inspectores, escritores, editores, críticos y todo un microcosmos en el que es difícil distinguir entre víctimas y verdugos completan el reparto. Otro caso secundario, la fuga de un violador y la puesta en libertad de un miserable proxeneta, le ponen la guinda al pastel.
Capítulos cortos cada uno con su título y agrupados en tres partes y un epílogo es la forma en la que se distribuye esta historia. Contada por un narrador omnisciente que solo tiene ojos para los hechos, narra con eficacia, dosificando la información y dejando cebos y sorpresas cuando son necesarios para mantener al lector pegado a sus páginas. Un lenguaje muy directo, sin adornos, sin ambigüedades, y a veces demasiado desagradable para ir desarrollando una trama que no da tregua. En esta novela no solo los muertos viajan deprisa, la trama también y los personajes se suben en marcha según van apareciendo. Un caso perfectamente construido y con todas las piezas encajadas al final en torno al mundillo literario, con la creación literaria como eje central, y el amor, traiciones, venganza y una manera de entender la justicia irracional y a veces tan desmedida como ilógica.
Casi todos los elementos de la novela funcionan como un engranaje perfecto, no solo la trama, también las localizaciones perfectamente retratadas contribuyen a aumentar la tensión y darle vida al relato, los diálogos, no más de los necesarios, alternan con la narración en un buen reparto de espacio.
Y también están todos los elementos que toda buena novela de ficción debe de tener, porque para eso está la ficción, es decir, policías que están en la parra, civiles que de repente tienen una chispa de iluminación y se les ocurre la solución al problema, malos que se dejan el cerebro en casa y aun así fallan en su misión porque les da por pensar en el momento más inoportuno y buenos con mucha suerte. Todo eso lo aceptamos los lectores cuando está al servicio de una buena historia.
Lo tengo que decir, lo siento mucho pero es que así lo he percibido. Pero los personajes son, como lo diría, como fabricados en serie, son ciento y la madre pero parece que los han fotocopiado, como cuando te dicen ¿cuántas copias quieres? En los masculinos hay un poco más de variedad física. Los femeninos son todos iguales, mujeres de rompe y rasga, guapas y atractivas, expertas amantes que doblegan a cualquier hombre con un simple parpadeo, da igual la profesión o el papel que les hayan adjudicado, todas tienen esas características. El único personaje mejor retratado y que se merece una buena nota es el asesino.
Con el asesino, los autores se han esforzado y han hecho un perfil psicológico complejo y le han dado consistencia. Los demás, son sombras planas. Y me ha dado pena, porque todo lo demás es tan bueno... La trama referente a los asuntos personales queda sosa. Si lo que querían era rebajar un poco la tensión bastaba con que hubieran dado un paseo o fueran a cenar sin meterse en más jardines. Las relaciones personales no me han gustado, no me las he creído. Como tampoco me he creído que una periodista que estudió y tiene 26 años, lleve muchísimos años trabajando y tenga callo, si las matemáticas no me traicionan y teniendo en cuenta que antes de su trabajo actual tuvo otro, como mucho llevaría tres o cuatro años. Que una cría que no pesa cincuenta kilos pueda con dos tíos como armarios de esos que no están donde están precisamente por su expediente académico es cuanto menos, curioso. Las escenas de sexo son pornográficas, vale que a veces se trataba de algo que no tenía nada que ver con atracción y sentimientos y podría ser así, pero no todas, me han sobrado tantos detalles.
Sin embargo me lo he pasado muy bien, porque me ha pasado lo mismo que con las pelis de Tarantino, que como no me las creo las disfruto pero sin sufrir. El caso está tan bien armado que esas cosillas que pueden echarla a perder se pasan por alto. Y también hay que decir que pinta un mundo literario que es un auténtico nido de víboras. Se han quedado muy a gusto estos dos autores, jeje.
PUNTUACIÓN: 3,5/5